sábado, 8 de agosto de 2009

Lo importante

REGALITO PARA EL FINDE!

lunes, 3 de agosto de 2009

Las ausencias, las pérdidas, la libertad, la FALTA. Lo que somos, lo que deseamos ser, finalmente lo que podemos ser.



Si tenemos en cuenta el “saber popular”, destacamos que una pérdida es la carencia o privación de algo que “se poseía”.
Freud relacionaba la pérdida en relación a la “pérdida de la falta de objeto”, “objeto amado, el cual le cargamos gran parte de nuestra libido” (vulgarmente lo aclaro como energía).
Para “Lacan” falta", en primera instancia, designaba la falta en el ser: lo que se desea es el ser mismo. "La falta es la falta del ser propiamente hablando”. No es la falta de esto o aquello.
Podemos saber, aprender, entender, comprender diez mil concepciones desde mil ópticas diferentes. Las podemos tener presentes en nuestras memorias, podemos “ver” las cosas en los demás, dar los mejores consejos, escuchar con atención y empatía, y, hasta podemos internamente hablarnos a nosotros mismos repitiendo conceptos y teorías. “Tenerlo claro”.
Pero me pregunto, especialmente hoy: ¿Cómo podemos ponerlo en práctica en nosotros mismos?
¿Cómo podemos dejar el egoísmo de lado? ¿Cómo hacer para no sentirnos heridos y sufrientes? ¿Cómo se remiendan las heridas de nuestra piel, cómo se borran las marcas? ¿Cómo se cierra un capítulo? ¿Cómo se “sueltan” esos objetos perdidos? ¿Por qué cuesta tanto dejar ir? ¿Por qué nos aferramos a lo conocido, por qué el miedo intenso? Escuchábamos hace años atrás, los más “viejitos”: “Tengo miedo de encontrarte y saber que el otro existe, tengo miedo de enfrentar la realidad...” ¿Por qué a veces, duele la felicidad del otro?
Soy una profunda creyente de que lo que somos es únicamente consecuencia de nuestra libertad de acción. Somos inexorablemente libres, inexorablemente responsables de nuestros actos. Escribió “Sartre”: “Estamos condenados a ser libres”…”condenados por la responsabilidad que esto implica…”. Contamos con la voluntad. Contamos con la posibilidad de poder descubrir nuestras creencias disfuncionales y cognitivamente hacer uso de ese acto volitivo. Pero hay momentos que cuestiono: ¿Dónde se encuentran los “dispositivos” que permitan que un día cualquiera, que ni te des cuenta, activen estas concepciones y hagan que descubramos que ya no duele tanto? Sé, con absoluta certeza que deberíamos aprender a liberarnos de nuestras propias limitaciones y restricciones que nos condicionan, que nos hacen cargar pesadas cadenas y nos hacen ser esclavos de los problemas que “creemos” tenemos, así como tampoco dudo que dichos problemas no lo son, sí, sin embargo lo son las interpretaciones que hacemos de ellos.
Si todo esto está tan claro, ¿Por qué cuesta tanto aceptar las pérdidas? La vida misma se conforma de ellas en parte. La pérdida es el camino de nuestras vidas. Nacemos para morir. Desde el momento en que nacemos ya estamos muriendo. ¿Por qué no enfocarnos en que morir es renacer, es recomenzar, es nueva oportunidad, es aprendizaje?
Todo es cuestión de elección decía. Decido, elijo, escojo, cien veces por día. Y, muchas veces somos extremistas y vemos todo en blanco o negro, decidiendo por uno u otro. Podemos elegir no elegir justamente. Podemos elegir quedarnos en el medio y quedarnos con todo, o, podemos elegir y quedarnos con… nada. Pero nunca jamás vamos a poder de dejar de tomar decisiones, es hora de aceptarnos, asumirnos, conocernos, y comprender que no siempre se puede todo, que no siempre hacemos lo que queremos sino lo que podemos, pero, no quiere decir que eso nos exime de elegir. Lo que no debemos hacer es olvidarnos de que si no elegimos, no vivimos, no nos equivocamos, no pasa nada. Y la vida es un instante. La vida es hoy. Por eso, debemos seguir intentando levantarnos cada día por el amor de quienes nos rodean, por el sol que brilla, por las nubes que lo cubren, por el frío que disfrutan algunos, por la lluvia que baña y da vida, por el calor que abraza nuestros corazones. Afrontando el dolor, el llanto y la risa, la soledad y la compañía. Afrontando nuestros propios fantasmas. Asumiendo que la vida cambia a cada instante, aprendiendo a confiar en nosotros mismos. Aprendiendo que las pérdidas estarán siempre en nuestro ser, que moldearán nuestras futuras acciones y que dolerán cada vez menos.
Debemos animarnos a volver a empezar, a volvernos a enamorar de quien tenemos a nuestro lado o de alguien que se presente en nuestras vidas, a dejar de lado el vacío, a darnos tiempo, a perdonarnos, a perdonar, a liberarnos de las cargas, de viejos rencores, de oscuridades y tormentas pasadas.
Debemos crecer, dejar ir, soltar. Elegir. Puedo elegir seguir llorando o puedo elegir volver a nacer. Elijo la vida, elijo mis hijos, mi familia toda, mis amigos, mis afectos. Elijo el presente aunque duela, porque también elijo la risa y la esperanza de que “Alguien en el mundo piensa en mí”, como canta Charly.
¡En fin! Preguntas sin respuestas verdaderas, sólo simples sentimientos volcados en éste rincón que seguimos compartiendo con amigos…presentes y futuros.