domingo, 9 de octubre de 2011


Acabo de aceptar en lo profundo de mi ser que no todo tiene que ser perfecto.

Siento que la perfección es amarse aún más en las dificultades y que la vida siempre va a estar repleta de problemas.
Dándome cuenta interna y calladamente, que la importancia radica en enfrentarlos, en ocuparse de ellos, sintiendo esa mano que te arraiga, que te mueve, que te enfrenta y que te salva.
En este domingo gris y luminoso, cotidiano, tranquilo y expectante, siento en mi vida, la mirada de ese otro que te marca y te moldea. Una mirada que se trasluce en actos compañeros llenos de amor, dedicación y mucha paciencia… De la misma forma que mi mirada lo surca, lo atraviesa completándolo con amor, risas y locuras.
Siento que “estar juntos a la par” cobra otra dimensión. Que crece para afuera y para adentro. Que nos permite ser.
Llegaste y llegué.
Nos encontramos al fin.

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