viernes, 26 de marzo de 2010

VOLVER A AMAR


Hoy escuché que alguien decía _"no puedo volver a confiar, no quiero enamorarme nunca más"_  Horas después, un "nuevo" pero querido amigo dejó escapar estas palabras o algunas parecidas: _"Perdí la capacidad de amar"_
Muchas personas, en contacto permanente con nuestras vidas, en sincronicidad con nuestras acciones, nos toquen o no, los veamos o no, vivan cerca o lejos, los conozcamos o ni siquiera tengamos idea de su existencia, han vivido, viven o podrán vivir historias de horror, de soledad, de extremo dolor donde realidad y fantasía se confunden y en las cuales el límite entre "cordura" y "locura" es extremadamente delgado, tanto que se dispersa, se pierde y se diluye. Quedando las personas vacías, confundidas, extraviadas y creyendo que han perdido la capacidad de amar para siempre. Cada una puede tener diferentes causas y motivos, y a todas los une el mismo sentimiento, "el miedo". Miedo que paraliza, que detiene, que enferma, que aísla. Miedo que generalmente es a seguir perdiendo. No quieren perder más sin darse cuenta que siempre se puede perder o ganar. Las dos posibilidades están, existen, al alcance de cada uno de nosotros. Que el miedo sea miedo que movilice y no pánico que nos paralice es el desafío. 
Volver a amar se puede. "Re-aprender" a amar se debe. Nos lo debemos a nosotros mismos.
Lo importante, el inicio sería  amarnos a nosotros mismos, aprender a conocernos, a reconocernos con nuestros aciertos y nuestros errores, con esas partes nuestras que no nos gustan, que nos causan miedo, que en algún momento descubrimos que son parte nuestra.
Aceptarlas es el camino de regreso. Saber que son parte nuestra, que todos tenemos dentro lo bueno y lo malo, lo lindo y lo feo, ángel y demonio.
Cuando nos conozcamos y aceptemos, empezaremos a querernos y habremos dado el primer paso en el ¿largo? camino de re aprender a amar. 
Nadie pierde la capacidad de amar, quizás el miedo nos inhiba, nos limite, nos encarcele, presos de una rutina que si bien no nos da alegrías, por lo menos no nos mata. ¿No nos mata? ¿Es que acaso no nacemos para morir? ¿No vamos muriendo día a día un poco más?
Entonces, ¿por que sumarle a esos duelos pequeños y cotidianos que pre-anuncian nuestras muertes más desesperanza, dolor, frustración, abandonándonos al simple hecho de sobrevivir sin pena ni gloria?
Nadie dice que sea fácil. El miedo paraliza. 
Pero no nos olvidemos nunca que a pesar de todos los horrores ¡la vida es bella amigos!.
Amar se puede. Una y otra vez. Y otra vez. Y otra vez.

1 comentario:

  1. qué boniiitooo amiga!! completamente de acuerdo, a veces nos auto-generamos un aislamiento, una pared que solo su creador puede derribar, que nos separa trágicamente del resto. Creo que ese es el miedo, es ese muro que además, no sabemos en muchos casos que construímos. Y es más dificil tirar abajo algo que ignoramos que está. Creo que hay que tomar conciendia de nuestras rejas, de esas estructuras que nos ponemos por delante y que nos encierran, para de una vez hacerlas caer, unirse con el polvo, como debe ser...
    A REÍRSE Y DISFRUTAR UN CACHITO, CHE!! :) re bueno marce!

    ResponderEliminar